No seas como el agricultor ansioso
«Así que ni el que planta es algo ni el que riega, sino Dios que da el crecimiento».
— 1 Corintios 3:7
Hay tres personas en el cuadro que pinta este texto, y solo hay una importante, la persona que puede hacer que las cosas crezcan, Dios.
He conocido la ansiedad del agricultor de primera mano, cómo enfrenta a lo largo del año todos los aspectos que pueden echar a perder su arduo trabajo y su única fuente de ingresos. Por más ciencia y tecnología que exista hoy en día, todavía hay un elemento de incógnita ante el resultado final. Algunos granjeros esperan mordiéndose las uñas. La ansiedad les carcome y hace sufrir a sus familias. Otros son capaces de entregar el resultado a fuerzas mayores.
Nuestra fuerza mayor es Dios, el que da crecimiento. Dentro de la alegría de su descanso, ¿qué semilla plantaremos hoy?
En nuestra vida diaria, ¿quién necesita recibir hoy la valiosa semilla, una implantación de buenas noticias?
¿Qué señal de vida, por diminuta que sea, podemos percibir en esa persona que está con nosotros?
¿Qué brote regaremos para que siga cogiendo fuerzas y estirándose hacia la luz del sol?
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