Cómo cultivar el liderazgo en cualquier trabajo
Con el paso del tiempo, todos tenemos que aprender a liderar a pequeña o gran escala. No suele haber mucha escapatoria. 😉
¿Cómo podemos crecer en nuestro liderazgo? Muchos de los hábitos del liderazgo saludable no son automáticos ni fáciles de interiorizar, incluso si hemos tenido la oportunidad de seguir las pisadas de un buen líder (y qué contaros si no tenemos esos ejemplos).
El otro día escuché una bendición para el líder que escribió el autor, poeta y filósofo irlandés John O'Donohue. Me inspira y me reta a partes iguales a trabajar en áreas como la motivación, la escucha activa, el crecimiento personal, la generosidad hacia los demás, y la búsqueda creativa de horizontes nuevos. Como dice la web de la Universidad de Georgetown donde he encontrado el texto original, esta bendición comunica «la verdadera esencia de un líder, subrayando que el liderazgo es a la vez una elección y una práctica —una manera de vivir— y no un puesto o un título».
Aunque el poema no mencione directamente a Dios, está repleto de valores cristianos y me he tomado la libertad de enlazar algunas frases a textos bíblicos y a alguna reflexión adicional. Esta bendición la hago mi oración por tu vida en este día.
Para un líder
Que tengas gracia y sabiduría
para actuar con bondad, aprendiendo
a distinguir entre lo que es
Que seas hospitalario con la crítica.
Que nunca te pongas en el centro de las cosas.
Que no actúes por arrogancia sino por servicio.
Que trabajes en tu persona,
construyendo y perfeccionando los senderos de la mente.
Que los que trabajan para ti sepan
Que aprendas a cultivar el arte de estar presente
para poder dedicarte a las personas que se reúnan contigo.
Cuando alguien te falle o te desilusione,
que la generosidad con la que te relacionas
sea su escalera hacia la renovación y el perfeccionamiento.
Que atesores los dones de la mente
a través de la lectura y el pensamiento creativo
para que continúes como siervo de la frontera
donde lo nuevo deriva su enriquecimiento de lo antiguo,
y que nunca te conviertas en un funcionario.
Que conozcas la sabiduría de la escucha profunda,
el bálsamo de las palabras sanas,
el ánimo de la mirada apreciativa,
el decoro de la dignidad arraigada,
el filo primaveral de la pregunta lúgubre.
Que tengas una mente que ama las fronteras lejanas
para que puedas evocar los campos radiantes
que existen más allá de lo que suele alcanzar la vista.
Que tengas buenos amigos
que reflejen tus puntos ciegos.
Que el liderazgo sea
una verdadera aventura de crecimiento para ti.
—John O'Donohue
Una bendición, un desafío. Gracias Lisi.
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