Las palabras claves de nuestra vida: ecos de gracia, no de culpa

 ¿Qué haces con los errores que te han marcado, que te hacen sacudir la cabeza y decir, «ves, es que soy un _______; nunca dejaré de _______»?

Admin es el apodo que le han puesto nuestros hijos al discípulo Simón de la serie The Chosen, un personaje que siempre está controlando. No está lejos de lo que vemos en la Biblia. En una ocasión tras un gran momento de fe y reconocimiento personal por parte de Jesús, Simón Pedro cayó en reprenderle. Jesús no tardó en ponerle en su sitio, llamándole tropiezo y señalando que su reacción venía de Satanás, no de Dios.

La fascinante trayectoria de Pedro la podemos seguir en los Evangelios. Después en el libro de los Hechos, también vemos destellos claros de crecimiento personal y espiritual.

En un principio tanto Pedro como los demás apóstoles solo predicaban a los suyos, a los judíos, pero ocurre un giro cuando Dios le envía a predicar a un centurión. Aunque Dios se manifiesta de manera evidente, las acciones de Pedro en seguida se convierten en la comidilla del concilio en Jerusalén. Pedro, cuando vuelve, les cuenta todo y concluye

«Por tanto, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros al creer en el Señor Jesucristo, ¿quién soy yo para pretender estorbar a Dios?» 

¿Has notado cómo usa una de las palabras claves de su trayectoria?

Si cierto día inolvidable fue estorbo a Jesús, aquí Pedro reconoce que ya no está dispuesto a servir de obstáculo. Ahora ya no le avala tan solo la experiencia, sino también las palabras de Jesús que recuerda. Ahora ellas son su máxima autoridad, aunque le choque lo que Dios está haciendo y algunos se estén echando las manos a la cabeza. Porque Pedro ya no está poniendo la mira en las cosas de los hombres, sino en las de Dios…

Sugiero que la idea del tropiezo se quedaría con Pedro, lección dolorosa pero valiosa con la que seguiría luchando a lo largo de los años. Al final de su vida, sus cartas reflejan que solo tiene ojos para la única piedra preciosa, Cristo, aunque para algunos sea «piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes…» 

Pedro en un momento de su vida chocó con Jesús, necesitando su fuerte reprimenda; vendrían más momentos de flaqueza, pero también grandes afirmaciones por parte de su Maestro. Jesús, la piedra angular de su vida, no le abandonaría.

Hoy le pido a Dios trabaje así en mí, como hizo con Pedro, para que mis peores y más vergonzosos errores, desgracias y pecados no se queden en un lastre, una laguna de tristeza perpetua. Oro que se conviertan en fuente transformativa de sabiduría para conocer y obedecer mejor a mi Maestro dentro del marco único de mi vida.

Que nos acompañen siempre esos ecos, no de la culpa, sino de sus palabras claves para nosotros. 


Foto: VidAngel

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