¿Qué hay para ti en el nombre de "Jesús"?

«¿Qué hay en un nombre? Lo que llamamos rosa, por cualquier otro nombre olería igual», le dice Julieta a Romeo, atormentada por su amor y sus apellidos enemigos.

¿Qué hay para ti en el nombre de «Jesús»? ¿Estimula admiración, curiosidad, rechazo, indiferencia? ¿Es lo que dices cuando alguien estornuda? ¿Quizá se llame así algún familiar? 

En la época de Jesús y también mucho antes, Yeshúa en hebreo era un nombre común, como Antonio en España. Se encuentra entre los escritos de los historiadores de la época o las tumbas de sus contemporáneos. Con su significado («Dios salva»), evocaba la esperanza de un liberador judío nacional. Pero a partir de la primera Navidad, nada vuelve a ser igual. Jesús se convierte en el nombre que divide la historia. En algunas partes del mundo inspirará grandes obras de arte, y en otras con pronunciarla provocará sentencias. Se usará para rezar, consolar, bendecir — o para maldecir, según qué idioma.

De todos los nombres disponibles, Dios elige este en particular. En el primer capítulo de Mateo, leemos: «y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Pero desde el principio es evidente que este Jesús no es otro Antonio, otro niño judío llamado Jesús, ya que no solo se identificaría con su pueblo, sino que rompería un yugo distinto al que se esperaba a nivel popular: el de sus pecados.

Entonces, ¿qué hay en un nombre? En el caso de Jesús, hay un mundo entero. El Nuevo Testamento nos dice que su nombre está por encima de todos los demás. Que un día, no habrá rodilla en el universo que le resista. Que en su nombre nuestros pecados son perdonados; que, al creer en su nombre, tenemos vida. Asegura que no hay otro nombre bajo el cielo por el que podemos ser salvos. Cuando le seguimos, es en su nombre que debemos dar las gracias y hacerlo todo cada día. Jesús dijo que oráramos, recibiéramos a otros y bautizáramos en su nombre. Advirtió que por su nombre sus seguidores serían odiados y arriesgarían sus vidas. Su nombre conlleva consecuencias; no es un simple amuleto. Además, habló de los que usarían su nombre para engañar, pues pronunciarlo no significa que le conozcamos. Pero conocer a Jesús a través de su nombre es un gran punto de partida.

En la Biblia, en seguida vemos que Jesús también tiene otros títulos. Aquí al finalizar, quiero dejar algunos. Son nombres que captan su esencia y que abren nuestros ojos al panorama de su persona, llenando nuestro corazón de asombro y nuestra Navidad con su fragancia.

Alfa y Omega

Emanuel

Rey de Reyes

la Luz del mundo

la Estrella de la mañana

el Príncipe de Paz

Consejero admirable

Cordero de Dios

Salvador del mundo

Buen Pastor

el Camino

Señor de Señores

el Ungido

el Pan de Vida

la Piedra Angular

el Gran Sumo Sacerdote

el Santo y Justo

el Señor de gloria

Mesías

Maestro

la Verdad

el Verbo

JESÚS

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