Ven a mi realidad



Ven, por favor.

Camina conmigo en mi realidad cotidiana.

Entre manos que tiran, voces que suenan.

Entre citas y cometidos,

trabajos y tareas,

prioridades y peticiones.


Camina conmigo en mi realidad relacional.

Entre sus capas complejas de expectativas y perdón;

entre iluminación y torpeza;

sendas que busco sellar 

y vergeles que busco abrir.


Camina conmigo en mi realidad interna.

Entre críticas que persisten,

interrogantes que palpitan,

cicatrices que se raspan,

y la gota de sangre que sale punzante.


Camina conmigo en mi realidad virtual.

En la negra superficie

de lo táctil y ágil y frágil

cuando creo, comunico y consumo, 

y el cristal retiene mis yemas, atrapando visión.


Camina conmigo en la realidad revelada.

Entre discursos, poesía y narrativa del Verbo;

entre canciones y cartas, parábolas y profecías.

Camina conmigo, que me rompan y aviven: 

desvelándote, maravíllame siempre.


Camina conmigo en mi realidad eclesial. 

En el cuerpo más que el culto,

entre tropiezo y renuevo,

hipermetropía y miopía,

aprendiz de libertad.


Camina conmigo en mi realidad misional.

Compartamos este tramo

junto a los que te olvidaron

entre cúpulas o cuentos:

con tu llama nuestro ser inflama.


Jesús vivo y real, camina hoy conmigo en esta realidad.


Foto: Julio Lopez / Unsplash

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