Por qué soy cristiana

No me he podido sumar a la etiqueta reciente #porquésoycristiano de Pontea, pero quiero compartir algo que empecé a escribir en esas fechas. Me ha tocado escuchar las razones de otros cristianos, y me ha encantado la iniciativa. 

¿Por qué soy cristiana? Estoy segura de que lo soy llana y sencillamente por la acción de Dios, por su amor y su misericordia, porque al final se reduce a esto: un Dios que rescata y da vida a personas muertas espiritualmente, apartadas de Él y contrarias a Él. Pero hay más razones que no puedo ignorar:

  • La figura histórica de Jesucristo de Nazaret, el antes y el después que supuso en la historia de la humanidad. Empiezo desde Él, y no encuentro algo «bonito»; encuentro belleza y poder y verdad desconcertante. No puedo ignorar su vida y muerte, ni su mensaje.
  • El nacimiento improbable de una comunidad de creyentes (Iglesia) que perdura hasta el día de hoy, con demasiadas personas por todo el mundo que siguen sufriendo y muriendo antes que negar a Jesús. ¿Qué hizo que un puñado de seguidores judíos cobardes se transformaran de la noche a la mañana para proclamar a Jesús como el Enviado, primero a los suyos, y después al mundo entero? Solo me parece plausible la explicación de un Dios y Salvador vivo (la resurrección de Jesús).  
  • La belleza y coherencia del compendio de libros que llamamos Biblia, que revela cómo es Dios y cómo es su historia en este mundo. No solo no puedo ignorar evidencias tangibles en la arqueología o la profecía cumplida, sino que no puedo ignorar que el texto concuerda con mi experiencia como ser humano, mi experiencia interna y externa, incluso siglos después. Sí, es antigua y extremadamente dura por partes. Pero es asombrosa y me sacude, alucina, conmueve y lee como ninguna otra fe o filosofía.
  • Por último, lo que solo puedo llamar «Dios en acción» en mi vida. No puedo ignorar que cuando me rendí a Jesús, lo que quitó de mis hombros fue un peso real, casi físico, de autosuficiencia, por un lado, y de culpa por el otro. No puedo ignorar su amor, perdón y cambios en mí; su fruto, sus respuestas a mis oraciones. A pesar de mis muchas contradicciones, siempre me da la oportunidad de empezar de nuevo. No puedo ignorar su realidad en mi vida ni en la de otros que han abrazado la fe cristiana de manera auténtica, ni la conexión inmediata que puedo tener con otro creyente sin conocernos de nada. 

Sé que hay personas que no son cristianas porque tampoco pueden ignorar, en su caso, toda una serie de obstáculos. Te rogaría que no los uses como excusa difusa; vuelve a mirarlos junto con las razones. Por otro lado, si tu obstáculo principal es lo que implicaría seguir a Jesús (siempre chocante y difícil en todas las épocas y en todas las culturas): ¡no te rindas! Él te está buscando en ese lugar tan incómodo.


Foto: Edwin Andrade / Unsplash

Comentarios

Entradas populares